viernes, 5 de mayo de 2017

UN CASTILLO PERDIDO ENTRE MONTAÑAS

CASTILLO DE OTÍÑAR (JAÉN)
Se construyó en el año 1246 sobre una fortificación árabe, cuando Fernando III el Santo conquistó la ciudad de Jaén, aunque el alcazarejo se considera posterior (probablemente del siglo XV). Está situado sobre un cerro con fácil acceso desde la carretera comarcal que va al embalse del río Quiebrajano, a unos 13 kilómetros de la capital jiennense, sobre el río Valdearazo, que discurre por un recóndito valle de la Sierra Sur de Jaén. El castillo se yergue sobre un saliente rocoso que corona el cerro desde donde domina todo el valle asomándose con gallardía a un precipicio de vértigo. Fue frontera de Castilla con el reino nazarí de Granada durante dos siglos.

El paisaje que lo circunda es de una gran belleza, como toda la Sierra Sur de Jaén. En las zonas llanas y en las lomas suaves, el protagonista es el olivar. En las zonas de montaña y en los valles más escondidos (como éste sobre el que se alza el castillo de Otíñar) se conserva aún un bosque mediterráneo autóctono, casi intacto, con el protagonismo de la encina, el quejigo, el enebro y el tejo.

La ocupación humana de la zona puede remontarse a etapas tan antiguas como el Neolítico, existiendo importante evidencia rupestre y material del Calcolítico, así como restos ibéricos e incluso romanos en la villa del Laurel, situada en pleno valle del río Quiebrajano.

En este breve vídeo verás unas vistas aéreas impesionantes del castillo y los montes que lo rodean.



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